El Parador de Lérida se encuentra en un edifico histórico que fue declarado Bien Cultural de Interés Local por la Generalitat de Catalunya, por lo que al tratarse de un edificio de gran valor histórico “se ha llevado a cabo una respetuosa rehabilitación para poder recuperar y mantener la estructura original del Convento del Roser” asegura Paloma Romero, interiorista de CIDON.
Tras siete años de obras, abrió al público el pasado verano, mostrando una estética "monacal renovada". La fusión con piezas de diseño contemporáneo han contribuido a esta sensación.
La iglesia reconvertida en restaurante y el claustro transformado en hall, aparecen como las dos estancias más importantes de todo el edificio, que cuenta con un total de 53 habitaciones.
La decoración se ha inspirado en la vida en los monasterios y conventos españoles de los siglos XVI y XVII.
Al tratarse de un Parador en el norte, optaron por colores neutros y elementos que aportan calidez a los espacios como mantas de caballo en tonos marrones y blancos, alfombras en tonos beiges o elementos naturales como grandes árboles que otorgan calma, frescura y elegancia a cada una de las estancias desde la recepción hasta las habitaciones, pasando por el hall y el restaurante.
Antigüedad, elegancia y diseño actual desde la entrada
Tras un imponente portón medieval, se accede a la recepción del hotel 4 estrellas. Las paredes en blanco impoluto contrastan con el ventanal de madera al fondo y con el largo mostrador de una pieza realizado en la piedra acrílica Hi-Macs. Se trata de un fuerte y resistente mueble de líneas rectas, con una superficie completamente lisa y no porosa que sólo se ve alterada por dos estilosas lámparas en oro. Destaca por su alta resistencia, fácil limpieza y durabilidad, algo imprescindible para un espacio que diariamente visitan huéspedes.
Al instalar esta pieza, se eligió la tonalidad Taos de la gama Volcanics, pues el objetivo de los arquitectos era el resaltar la pieza sobre el resto de elementos de la sala en tonos neutrales. Además, se ha colocado una luz bajo el enorme escritorio que aporta elegancia a la estancia y permite apreciar mejor este color que evoca la piedra natural.
El resultado muestra como materiales de última generación pueden integrase tanto en espacios modernos y actuales como en reformas y restauraciones de edificios antiguos como es el caso del Parador de Lérida, un proyecto que aúna pasado y presente.